María Helena: El accidente

El accidente

Con referencia al luctuoso accidente que costara la vida a María Helena, transcribo a continuación dos páginas que hablan del mismo. La primera gentilmente me la ha hecho llegar Isabel Beatriz Gramajo y es una crónica detallada leída al conmemorarse el vigésimo aniversario de su deceso. La segunda fue enviada por Luis Antonio Alarcón, donde relata el impacto que tuvo la desaparición de tan querida artista sobre sus admiradores y amigos.



NUNCA LA OLVIDAREMOS

El 17 de diciembre de 1969 en horas del mediodía, al volcar el automóvil Valiant IV de su propiedad, guiado por su representante artístico, Alberto Heredia, se abrió la puerta delantera derecha, con tan mala fortuna que María Helena fue arrojada a la calzada y el vehículo cayó sobre ella, falleciendo en forma instantánea por las múltiples fracturas y lesiones recibidas.

El accidente se produjo a la altura del empalme de la Ruta Nacional 14 con el camino de acceso a Santo Tomé, Corrientes.

Viajaban en el mismo automóvil, el guitarrista Luis Ferreyra (Juan Payé) y una tia de María Helena, hermana de su madre.

Se presentó por última vez en el VII Festival Nacional de la Música del Litoral, en el Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez, habiéndose ganado el nombre de la "Novia de Posadas", por su gracia, simpatía y particular estilo de interpretar sus canciones. Ella, a su vez, tuvo especial admiración y cariño por nuestro público.

El 12 de diciembre de 1969 compartió el mismo escenario con Leonardo Favio. Además estuvo presente, la noche anterior del accidente, en el VI Festival del Folclore Correntino, en el anfiteatro Genaro Berón de Astrada, en Santo Tomé, Corrientes, donde también fue hija dilecta y quería entrañablemente al Taragüí.

Al momento del trágico accidente, María Helena se encontraba preparando su IV Volumen (Canción del adiós) que, posteriormente para lanzarlo al mercado discográfico, se completó con dos temas grabados e incluídos en el long play "Canto al Libertador" del misionero Fermín FIerro: Infancia de un elegido y Dios le dio una compañera.

Así esta niña bonaerense, de tan solo 23 años, con su figura jóven, simpatica su personalidad sincera supo conquistar el aplauso y el cariño de nuestra gente. Ni sus éxitos ni los más celebrados triunfos jamás le han hecho perder en ningún momento, su encantadora y equilibrada sencillez. Pero aunque nos haya dejado no la olvidaremos nunca y cuando pasen muchisimos años la tendremos presente como ayer, la recordamos. En medio de tanta congoja nos queda un consuelo: Estamos convencidos de haberle brindado todo lo mejor de nosotros mismos y de haber sido correspondidos fielmente, porque las personas sensibles y nobles ante una demostración de afecto, retribuyen la misma cuando emocionadas bajan la vista y dejan rodar por sus mejillas lágrimas delatoras; para nosotros que tuvimos la alegría de tratarla en infinitas oportunidades, era habitual esa expresión en Maria Helena.

Jamás la podremos olvidar, siempre estará con nosotros junto a los mejores recuerdos que nos ha dejado en las felices horas pasadas con ella. ¿Qué más podemos decir?. En este mundo es el destino que da la última palabra y en nuestro caso despiadadamente ya la dio.

Posadas, Misiones, Diciembre de 1989

ISABEL BEATRIZ GRAMAJO


EL IMPACTO DE SU MUERTE

En plena temporada de festivales, en una década inolvidable para el folklore argentino, llegaba desde Corrientes la increíble noticia: "María Helena murió en un accidente".

A muchos jóvenes su inconfundible voz nos llenaba de alegría. Era el 17 de diciembre de 1969, yo tenía 15 años. En distintas latitudes, la pregunta era la misma: ¿por qué?

No mucho tiempo después de su partida, casi por casualidad, leí las palabras del Señor Jesucristo:

"Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá; y el que haya creído en mí, no morirá para siempre." ¿Crees esto? (San Juan 11:25-26).

Esto me llevó a descubrir que mas allá de los credos y creencias la verdad está en Jesús. Los interrogantes y la búsqueda me permitieron encontrar el perdón de mis pecados en Jesús al recibirle a El por fé como mi Señor y Salvador personal. Desde aquél momento Dios llegó a ser una realidad para mí y puedo decir con seguridad que encontré el propósito para vivir. Ruego a Dios por toda persona que anhela la paz para que la reciba de Aquél que dió su vida por nosotros.

Luis Antonio Alarcón

Posadas - Misiones - Argentina, Marzo 2008

E-mail: luisalarcon3000@hotmail.com